domingo, 27 de noviembre de 2011

Dezagun gutxi dezagun beti.

Dentro de la sección uno el artículo quince de la Constitución Española reconoce de la siguiente manera: Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que en ningún caso puedan ser sometidos a tortura ni a penas, o a tratos inhumanos o degradantes (...).

Hubiese sido una dislocada oportunidad perdida el no poder expresar, intentar delinear las sensaciones encontradas que se reúnen en la víspera de esta nueva era. Parto de la realidad de poder describir, desde una posición aérea, paralela, arraigada, sobre puesta,- como proponía Valle Inclán-un punto de vista que siempre terminaba por otorgarme respuestas incompletas acerca de lo que sucedida en esta peculiar partecita del mundo.

Era aún muy temprano en el amanecer de mis sentidos cuando acudí al encuentro hace más de ocho años a una realidad inmersa en una injustificada y reivindicativa sociedad Navarra de sus orígenes vascos, confundida, ausente de linealidad y desgastada por la inercia de una secuencia monotemática peliaguda que vagaba invidente por el sendero que dirjía como a Roma, a la Sociedad del Bienestar.
¿Qué es Euskal Herria ? ¿Qué es el País Vasco ? ¿Qué es ser Vasco ? Empecé adornando mi confusión entre agures e ikurriñas a concebir un síntoma que por inercia se traspasaba a las capas más superficiales de la sociedad actual. Y según pude indagar entre incisivas preguntas, atisbé una reivindicación de la libertad. Una petición de la autodeterminación-Autodeterminazioa. Un cese de la opresión. Una liberación de la sociedad Vasca. La independencia. La independencia. Y cada vez más intentaba sin conseguirlo; establecer una línea coherente a medida que el sinsentido envolvía la panorámica luz que destellaba bienestar en las calles de Iruña. En las condiciones en las que la propia acera te invitaba a recordar que eras un ciudadano. ¿Donde está el problema, pregunté a Iñaki y a Ibai? Y la respuesta la encontré cuando no supieron responderme.

Sin embargo no todo era así. Pasando del parasitario virus que impregnaba la mente de indolentes como yo, que se aferraban a algún color en alguna bandera para apoyar su inestable moralidad de adolescente al que le daba igual sacar del saco y hacer de punkie, de borroka, de skater o melancólico; había un lado sórdido y repugnante que aún deja marcas imborrables en muchas ciudades y familias, realidades fracturadas que nunca más serán lo que fueron.
Más allá de esa aparentemente indefensa, pero absurda materialidad, se encontraba una trasnochada organización que vivió oprimida por sus propias creencias. Sin olvidar la barbarie que sufrieron quienes padecieron bajo la sanguinaria opresión de una dictadura propia de la devastadora etapa de los totalitarismos en Europa lo cual hizo estragos en población inocente fruto de la intolerancia y la cobardía de mutilados mentales en la época franquista , estaba ETA : Euskadi Ta Askatasuna , País Vasco y Libertdad, autodeclarada independentista, nacionalista vasca y marxista-leninista.




Y quizás fue una herencia directa de esa negatividad, una invidencia que el traspaso a la democracia no supo calar, la perpetuidad de una herida que se cobró la vida de más de ochocientas vidas inocentes. Inocentes. Vidas e inocentes. Nombres de los cuales, jamás deberán quedar en el olvido.
El veinte de octubre del dos mil once la banda terrorista que pide se le llame ETA, anunció el cese de su lucha armada. Encapuchados. Sin mostrar el rostro. Con la misma cobardía con la alguien dice/hace algo desde un tumulto , cubiertos de miedo y robando la voluntad en el uso de símbolos como las banderas de Euskadi y Nafarroa , vamos a dejar de matar.¿ Gracias?.

Gracias a dios la constitución los ampare. Yo, no lo haría. Pero se que aunque son días en donde se reconocerán a la víctimas del terrorismo y es víspera de ello querida sociedad, hago un alto y también, por respeto y obligatoriedad moral, por todo lo que he recibido de ella, exijo e invito un reconocimiento a todo el conjunto de personas que se mantuvo firme en el establecimiento de sus principios. En sus bases culturales. Inquebrantables como es el carácter vasco. Determinantes. Directos. Pragmáticos. Vascos que se sientes vascos lo son y seguirán siéndolos. Una sociedad pacífica. Altruista. Generosa. Extremadamente solidaria y cercana. Fría pero cercana. Fuerte y de genética indomable. Que durante todo este tiempo han sabido no confundir la "dignidad" con la humanidad y mantenerse perfectamente diga y auténtica, y siempre humana. La autenticidad de su cultura con el respeto a los derechos. La tenacidad en la postura de una más que cívica referencia social que nunca se vendió, ni a intereses políticos, ni a chantajes disfrazados de negociaciones que podrían haber hecho tambalear lo que desde sus orígenes siempre los ha venido caracterizando. Son y serán un pueblo independiente. En su lengua, su cultura, su trabajo y empeño, su eficacia y carácter.
Es en estos días en donde ha vencido la templanza y la tenacidad, la rudeza y valentía ; la humildad y la digna postura de quienes sin decirlo, siempre predicaron en cada vez que fui – y lo sigo siendo- testigo de que ellas y ellos, son las primeras y primeros, que siempre desearon vivir en paz.

No hay comentarios: