domingo, 27 de noviembre de 2011

Present Continues

Recuerdo- esbozando una de las sonrisas que mejor me sientan, si desempolvo fotografías cepiadas de años pasados- la víspera del inicio de mi estadía en esta ciudad. Por aquel entonces, conocí por primera vez una de las obras de Gabo-novelista colombiano que nos llegó convencer con aquello del realismo mágico, ya sea en Macondo con algún Buendía , o atisbando la sonoridad de Cartagena. Pero intentaré no dejarme llevar por la demencia de Aureliano o el funesto desenlace del principio de la historia de Santiago Nasar.-llamado Gabriel Garcia Márquez y su obra " Relato de un Náufrago"

Intento aproximarme al final de aquella historia, y aunque la literalidad se distancia de la presición, el mensaje permanece :

" Y el paso del tiempo dio al náufrago la mayor de las indiferencias. Los medios, la prensa, la gente, poco a poco fue olvidando la historia de aquel hombre que paso diez días a la deriva del mar, y pasará el resto de su vida, a la deriva del olvido"

Lo cierto es que después de tanto tiempo, y numerosos momentos que pasaron por mi vida y dejaron huella a su paso, no dejó de parpadear esa idea en alguna parte de mi sentido reflexivo.
¿ Cuál es el precio del a actualidad ?



Quizás una de las herramientas intrínsecas de las los habitantes occidentales es el ingente peso que posee la actualidad en sus vidas. Como el café.


Si observamos el lado más abyecto, podríamos visualizar como se difuminan imágenes de seres abrazados por la incertidumbre y la desolación en Haití. Víctimas de una realidad ajena a la voluntad de nadie y propia de todos. Una actualidad que aún permanece allí, junto a sus noches. Junto a la desolación. Junto a la propia aproximación de la mísera condición del hombre cuando le es desposeída su dignidad, y entra en un marco de precariedad de recursos y de formas. Japón. Una absimal extremo, y sin embargo se establecen los mismos mecanismos de desolación e impotencia.Libia. Afganistan. Hasta llegar a ayer y la puerta del Sol. La actualidad de aquel pueblo se convirtió en mi pasado.

Y sin embargo, ya pasó. Ya nos olvidamos de esas realidades puesto que el tiempo sigue y los días mantienen un ritmo voraz. Que sólo se alimenta del acontecimiento de hoy. De la situación actual. De algo nuevo.

Por un lado creo que esa manera de concebir y percibir la sincronizada andadura del paso de los días, meses y años, permite y otorga un situación de soltería con el entorno. Un adulterio al compromiso. Un viaje que deleita de paisajes intocables, y visibles hasta que la obsolescencia aparece en la ranura y el marco del ventanal o la arquivolta si caemos. Y ello puede condicionar a la propia mentalidad del hombre occidental a una creciente indiferencia. A una aceptación que ya no se indigna. A una resignación que cuyo máximo reclamo a la realidad puede bosquejar un consuelo y buenos deseos. O alguna oración a Dios.

Gabriel Sala (autor Catalán) hablaba del adormecimiento o entetanimiento, en "Panfleto contra la estupidez contemporánea"

Yo sin embargo, quizás entienda que el propio ritmo a nivel social, empresarial, pero por encima de todo ; económico, lleve al ciudadano a no disponer de un tiempo de reflexión, puesto que sus intereses no trasncurren en esos parajes, que se ven, pero no se tocan.Como lo serán estas líneas. Tendrán fecha de caducidad en tu memoria de lector. Te lo garantizo.

Pero por otro lado, aludo al día brillante de un docente que pudo darle forma a mis pensamientos y puso sobre el corazón de los estudiantes, una situación que supo a él cuestionarle directamente. La vida le preguntó feaciente y mirándole a los ojos tras arrebatarle parte de sí.-perdí a dos hijos, a dos-dijo al tiempo que los ojos se le inundaron de recuerdos y lágrimas, venciendo a la fortaleza de su templanza y serenidad ¿Que vas a hacer ahora? Y él respondío
"Continuar"

Y continuará a cada mañana. Continuará en cada diapositiva y cada nota al pie. En cada artículo cuando "publicas una entrada". En cada propuesta de Krugman. En cada sonrisa. En cada inquietud. "La vida sigue" . Y tras esa premisa, un balance positivo arroja esta reflexión acerca de que es lo ético y lo indiferente.

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Reflexionar sobre el camino no es antónimo de parar a lamentarse. Es compatible con seguir, y caminar con más cuidado, pero disfrutándo de él. Por encima de todo.

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