Aquel martes primaveral, el cielo más en ningún otro momento del día decidió despejarse de toda nube y preocupación que pudiese enturbiar la expansión de su celeste bienestar, auspiciando con total impunidad, la tarea que ahora el sol acomete en primavera. Iluminar
Tal día, en mi primer encuentro con Pablo Martínez Osés http://www.pablomartinezoses.net/ en uno de los pedacitos del mundo que el sol decide iluminar de bienestar, la aproximación se resolvió de manera brusca y directa pero digerible; gracias a la candorosa apariencia de este neo revolucionario de las justificaciones en su paso por el análisis de la realidad actual.
Y la reflexión- ejercicio intermitente pero útil en cada latido del tiempo- fue aquel martes, meritoria de reseñar en todo el desarrollo de la conferencia.
Más allá de proyectar la misma imagen fotografiada desde la invidencia mental, se podría decir que aún la indiferencia no traspasó la débil pared que la realidad erigió en mi conciencia.
Por encima de aquel paso de 1000 millones de personas que en la actualidad pasan hambre, por encima de los 370 millones de seres humanos que viven con un dólar al día y que la pobreza extrema aún se encuentra en la quinta parte de la población, la propuesta de la conferencia supo elevarse por encima de su propio cometido.
Y se establecieron importantes acercamientos no valorativos sobre la preocupante realidad de que en los Objetivos de Desarrollo del Milenio http://www.un.org/spanish/millenniumgoals/ se enfoquen los establecimiento en las consecuencias, mas no en la causas y la consecuencia de los mismos. Además de la ineficacia de las medidas que se han ido adoptando; que sólo pueden permitirnos ir discriminando distintas formas que no deben volver a adoptarse mientras aún el hambre siga alimentándose de la indiferencia y el desconocimiento; se puede hallar un pensamiento en favor del optimismo.
No obstante, de acuerdo con la teoría de Shocks y otras postulaciones, reflexionando sobre cuál es el punto de partida que de manera contundente empiece a recolocar la concepción sobre si " Es imposible Cambiar el Mundo " entendí que cada vez la propia humanidad - a ciegas - va intentando encontrar su propia prolongación intergeneracional. No estábamos tan locos.
Y todo ello porque a mi parecer, la solución ya la tenemos. Ya existe. Ya está entre nosotros. Ya está en manos de los gobiernos. Ya empiezan a tornarse de otros colores las relaciones de poder. Ya comienza a moldearse la base sobre la responsabilidad colectiva.Ya se empèizan a mirar las personas en el mundo y los pedazos de tierra en donde vivimos parece que se acercan a un nivel por encima de lo meramente mercantil o industrioso. Sí. Queda mucho. Pero no es totalmente cierto que no se haga nada.
La propia naturaleza colectiva del hombre, vinculado al completo a su sociedad, la hace torpe, y lenta. Lo condiciona sobre sus propias necesidades, pero el escenario en este tiempo, es universal.
Y me refiero a un escenario universal en la línea de la importancia de la información para la formación. De la cobertura global de una realidad específica en el planeta. Ya podemos saber que no fue del todo útil que se den mosquiteras para combatir el paludismo en África, y que la escolarización y los niveles de matriculación traen de la mano el riesgo de abandono escolar, lo cual nos permite ir viendo en cada periodo un poco más allá, pero despacito, como un torpe animal que requiere tiempo para entender dónde está y a dónde quiere ir.
Antes que saciar una necesidad impuesta por la propia ética o moralidad de pantalla otorgando fondos sin fondo ni fundamentos al Tercer Mundo, nos empezamos a dar cuenta de que la inversión no es la solución al desarrollo. Ni una ONG que centre su actividad en la recaudación. Ni el Filantrocapitalismo, ni asentir ante un ficticio abismo de maniobrar o repercutir en lo que tu llegues a hacer aquí; dentro de no mucho pueda repercutir en Tanzania.
El primer paso pasa por dejar constancia de que ahora las sociedades están siendo testigos, aunque de una manera embrionaria, de que Asia no es otro planeta, y que África no está tan lejos como la televisión nos hace sentir.
La herramienta, ya lo dije y lo repetiré siempre: La educación. La formación. El conocimiento como un arma letal frente a la violencia. Una inversión no a largo plazo, sino perpetua. El inicio de un ciclo. La internacionalización de la información y el diálogo conjunto a todos los niveles. Dar información y educación garantizará que cualquier acontecimiento posterior a este ya no se verá nunca de la misma manera. Las poblaciones entenderán la ineficacia de la guerra. Sabrán concebir su propia posición en el planeta. Podrán planificar y discernir. Autogestionarán sus recursos. Democratizarán sus decisiones. Y la paz no será una utopía. Ya no existirá esa palabra por que simplemente será tangible en el ambiente.
La mejor ayuda que el desarrollo puede otorgar a sus vías es su propio análisis y la existencia de intereses multicolores que si pueden coexistir en un mismo punto medio, de manera sostenible.
Aunque sea poco a poco, iremos avanzando
Malrc
Malrc
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